Trabajadores agrícolas hispanos de Long Island exigen condiciones laborales justas

Trabajadores agrícolas hispanos de Long Island exigen condiciones laborales justas
José Chapa, coordinador de la campaña “Justicia para trabajadores agrícolas” y el salvadoreño Juan Zúñiga, trabajador del campo en East Hampton, Long Island. (Foto: Noticia)

 

Desde hace 12 años, Juan Zúñiga se desempeña como trabajador agrícola en el área de East Hampton, Long Island. Aunque se siente orgulloso de su labor en el campo, está convencido que merece los mismos beneficios que otros trabajadores en el estado de Nueva York.

Es por eso que decidió sacrificar sus pocas horas libres para ser parte de la campaña “Justicia para los trabajadores agrícolas”, que busca la igualdad de condiciones laborales y un mejor trato para los que “no tienen voz” como él mismo define.

Zúñiga empieza su jornada laboral desde las 7 de la mañana y termina alrededor de las 6 de la tarde, de lunes a viernes, siendo de acuerdo a José Chapa, coordinador de esta campaña en Nueva York, uno de los pocos con el beneficio de no tener que trabajar los fines de semana.

“La mayoría de trabajadores agrícolas en Nueva York, trabajan los 7 días de la semana, en largos horarios que van de 10 a 12 horas por día. Sin importar el clima”, dice Chapa quien llegó procedente de Texas hace cinco años, tuvo que trabajar a los 14 años en el campo, y afirma conocer de cerca la situación de los jornaleros agrícolas, motivo por el cual decidió emprender está dura campaña.

“Tenemos en el campo hombres y mujeres trabajando diariamente en duras jornadas, sin beneficios médicos, sin vacaciones y sin un salario que remunere adecuadamente su labor”, indicó Chapa.

Esta es la misma razón por la que Juan Zúñiga levanta su voz por los que tienen miedo de hacerlo, para pedir a los líderes políticos que consideren un cambio en las leyes y que se incluya a los trabajadores agrícolas dentro de las normas laborales del estado neoyorquino.

“No tenemos los mismos derechos que tienen las otras industrias de trabajo y no es justo, nos ven como algo inferior porque trabajamos en el campo, porque durante el día estamos sucios de tierra”, recalcó Zúñiga.

Este trabajador agrícola llegó a Estados Unidos hace 20 años y desde hace 12 encontró la mejor forma de mantener a su familia, en su tierra natal El Salvador, con el trabajo en el campo. Una familia a la que no ha podido ver desde que emigró pero la cual, según comenta, depende económicamente de él.

 

 

Décadas sin beneficios

 

Para Zúñiga analizar los años que lleva trabajando en el campo en Long Island implica ver a un gobierno que se olvidó de esta industria. “Somos un grupo de trabajadores abandonado por las leyes de este país, ningún gobierno ha querido reconocer que somos una industria productiva, que pagamos impuestos, que somos parte de la economía de este país”, insiste.

“Para ningún político somos importantes, no se dan cuenta que el trabajador agrícola es el que produce las frutas, los vegetales, las flores. Hombres, mujeres y ancianos dedican muchas horas de su tiempo a trabajar en esta industria”, enfatiza.

Desde 1930 se establecieron los derechos de los trabajadores, sin embargo desde esa fecha los jornaleros agrícolas han sido excluidos de derechos laborales y no tienen derecho por ley a un día de descanso, pago de horas extras de trabajo y derecho a organizarse o formar sindicatos.

 

Trabajadores agrícolas hispanos de Long Island exigen condiciones laborales justas
De izq. a der.: La Dra. Margaret Gray, Lorenzo Provenzano, y Roger Clayman, director de la Federación de Trabajo de Long Island. (Foto: Noticia)

 

Indiferencia de los políticos

 

De acuerdo a la Dra. Margaret Gray, profesora de Ciencias políticas de Adelphi University, el hecho de que los trabajadores agrícolas nunca hayan sido considerados ante las leyes para obtener derechos laborales, es un tema simplemente político.

“El poder de este país lo tienen los políticos. Los trabajadores agrícolas en Nueva York en su mayoría son latinos y un gran porcentaje no tienen documentos legales para trabajar, ellos no contribuyen con donaciones a las campañas de ningún político”, señaló la galena.

Asimismo, el hecho que los trabajadores agrícolas no puedan votar y reclamar sus derechos, es la base por la cual la Dra. Gray describe que durante tantos años no se ha aprobado una legislación que beneficie esta industria. “Es por eso que es importante buscar apoyo en los ciudadanos que pueden presionar a los políticos, exigir y votar por los que no pueden”, sostiene.

Otro factor que repercute negativamente en la regulación de mejores condiciones es que solo un 2% de los productos agrícolas se producen en el país. “Lo demás viene todo de afuera, de otros países, y eso hace que dentro de la misma industria no se haga presión por establecer derechos laborales para los empleados”, agrega.

Sin embargo años de indiferencia política se podría dejar atrás si la propuesta de ley “Justicia para trabajadores agrícolas” (que está actualmente en el senado y la asamblea estatal) pasara en Albany, y esto es lo que une a un grupo de expertos en el tema que llevan esperando muchos años por el cambio.

Y es también la esperanza con la que Juan Zúñiga y José Chapa seguirán laborando como miles de trabajadores agrícolas en Long Island y Nueva York, para que todos un día puedan tener derechos laborales.