Los estudiantes de las escuelas públicas de Nueva York ya no podrán usar sus teléfonos durante el horario escolar a partir de septiembre, anunció la gobernadora Kathy Hochul el martes.
La mandataria informó que la prohibición de celulares en las escuelas finalmente entrará en vigor este otoño, justo a tiempo para el año escolar 2025-2026. La medida se aplicará a todas las escuelas públicas desde kínder hasta el grado 12 en el estado.
Hochul señaló que Nueva York será el estado más grande del país en implementar una prohibición estatal de campana a campana sobre los teléfonos inteligentes en las escuelas. Esta victoria se anunció como parte del presupuesto estatal para el año fiscal 2026, que incluye una asignación de $13.5 millones para ayudar a las escuelas a comprar espacios de almacenamiento donde guardar los teléfonos durante el día.
“Nueva York fue el primer estado en tomar medidas contra los algoritmos adictivos en redes sociales, y ahora somos el estado más grande en restringir los teléfonos inteligentes durante toda la jornada escolar”, dijo Hochul. “Sé que nuestros jóvenes tienen éxito cuando están aprendiendo y creciendo, no haciendo clic y deslizando el dedo — por eso Nueva York sigue liderando al país en la protección de nuestros niños en la era digital”.
La política aplica tanto a las escuelas públicas como a las charter. Además, exige que las escuelas ofrezcan a los padres una forma de comunicarse con sus hijos durante el día si es necesario.

Hochul afirmó que adoptó esta política tras hablar con maestros, padres y estudiantes de todo el estado para recopilar información para su informe “Más aprendizaje, menos pantalla: creando escuelas libres de distracción.”
Según el informe, la gobernadora concluyó que los teléfonos inteligentes distraen a los estudiantes e inhiben el aprendizaje y la creatividad. En entrevistas anteriores con medios, Hochul ha afirmado que los entornos sin teléfonos no comprometen la seguridad de los estudiantes y promueven la salud mental tanto del alumnado como del personal docente.
“Esto no se trata de estar en contra del teléfono o de la tecnología, sino de estar a favor de la infancia”, dijo Melinda Person, presidenta del sindicato estatal NYS United Teachers. “Estamos dándoles a los estudiantes siete horas al día libres de distracciones para que puedan concentrarse en aprender, liberar su creatividad y hacer conexiones humanas reales. Abordar el uso de redes sociales y la tecnología como un problema de salud pública requerirá colaboración, educación y valentía continuas, y Nueva York está lista para liderar”.
Reacciones mixtas de padres y maestros ante la prohibición
La nueva política ha generado opiniones encontradas entre padres y docentes.
Veronica Miller, madre de Staten Island, apoyó la prohibición para ayudar a que los niños se mantengan concentrados durante el aprendizaje.
“También creo que la exposición constante a la radiación 5G a través de los EMF y la luz azul es perjudicial para su salud”, afirmó.
En cambio, Christine Crispino, del mismo distrito, tiene otra opinión.
“Yo quisiera que mi hijo tuviera su teléfono para poder contactarme en caso de emergencia, como un tiroteo escolar”, dijo. “Vivimos tiempos muy aterradores”.
Audra, maestra en una escuela secundaria pública de la ciudad, dijo que siente que está “librando una batalla perdida” al intentar que sus alumnos adolescentes guarden sus teléfonos.
“Como maestra de secundaria, el uso del celular es literalmente mi principal preocupación disciplinaria”, explicó. “Pedirles que guarden el teléfono por solo 10 minutos es como pedirles que se arranquen un brazo”.
Aunque considera que la prohibición es una “gran idea”, le preocupa cómo se implementará.
“Porque, aunque se espera que los estudiantes no usen sus teléfonos, en realidad no hay mucho que podamos hacer al respecto”, señaló. “Nosotros, los maestros, no podemos quitárselos, y la administración tampoco lo hace”.
Aún no está claro cómo las escuelas almacenarán los dispositivos. No obstante, la nueva política permite que cada escuela desarrolle su propio plan de almacenamiento durante el día, brindando a los directores y docentes la flexibilidad para “hacer lo que funcione mejor para su comunidad educativa”, según un comunicado de prensa de la oficina de la gobernadora.