Con una historia marcada por el trabajo duro, la resiliencia y el amor por su comunidad, el empresario colombiano Rafael Camargo, nacido y criado en Barranquilla, celebró la apertura de su primer restaurante Chick-fil-A en el corazón de Brooklyn.
Ubicado en el 31 Smith St., Chick-fil-A Smith & Livingston abrió sus puertas el jueves, 24 de julio, con una oferta especial para quienes se presentaron en el restaurante con atuendos de vaca: pudieron disfrutar de un plato principal gratis como parte de una divertida tradición impulsada por la cadena en sus nuevas inauguraciones.
Para Camargo, este proyecto fue mucho más que una meta empresarial. “Como colombiano, abrir un restaurante de Chick-fil-A en Brooklyn es un orgullo inmenso y un sueño hecho realidad. Representa la oportunidad de compartir no solo la cultura de servicio que caracteriza a Chick-fil-A, sino también mis raíces latinas, mi compromiso con la comunidad y mi deseo de generar un impacto positivo.”

Camargo lideró este nuevo restaurante con una visión clara: generar un impacto transformador en la comunidad local. Además de crear aproximadamente 75 empleos, el restaurante ofreció salarios competitivos, beneficios educativos y herramientas que fomentan el crecimiento profesional de su equipo. “Quiero que mi restaurante sea un lugar donde los empleados se sientan valorados, apoyados y con las herramientas necesarias para tener éxito.”
La apertura también sirvió de plataforma para apoyar a quienes más lo necesitan. Chick-fil-A, Inc. donó $25,000 a Feeding America en honor a esta inauguración, una inversión que apoyó directamente los esfuerzos de ayuda contra el hambre en el área metropolitana de Nueva York. Además, el restaurante comenzó a participar en el programa Shared Table®, que dona alimentos excedentes a organizaciones sin fines de lucro locales.
Camargo comenzó su camino con Chick-fil-A como cliente frecuente. Una conversación con un Propietario-Operador local lo inspiró a conocer más sobre los valores de la marca y su impacto comunitario. En 2018, recibió una beca de la compañía que lo ayudó a completar su carrera en Negocios Internacionales. “Vi la posibilidad no solo de crecer profesionalmente, sino también de generar un impacto positivo.”
Abrir un negocio en Nueva York no estuvo exento de desafíos, pero Camargo los enfrentó con determinación. “A pesar de tantos desafíos que hay que enfrentar para poder abrir un negocio en NY, pude superarlos a medida que surgían. Desde que supe que tenía la posibilidad de abrir el primer Chick-fil-A en Downtown Brooklyn fue un sueño hecho realidad.”

Su enfoque como líder también reflejó sus raíces. “Mi cultura me ha inculcado una sólida ética de trabajo y un fuerte compromiso con construir relaciones significativas con quienes me rodean.” Inspirado por su herencia colombiana, Rafael se esforzó cada día por crear un ambiente donde tanto empleados como clientes se sintieran acogidos.
El vínculo entre familia y comunidad fue central en su vida. Uno de sus recuerdos favoritos fue desayunar Chick-fil-A con su hijo Samuel, de 4 años, cada sábado por la mañana. “Me recordó cómo la comida, y los momentos que compartimos alrededor de ella, pueden realmente unir a las personas.”
Camargo también expresó su interés en mantenerse activo en Brooklyn con actividades comunitarias, especialmente durante las festividades de Acción de Gracias y Navidad, y manifestó que ya estaba buscando alianzas con organizaciones locales para distribuir alimentos.
A otros padres latinos que sueñan con emprender en Estados Unidos, les dejó un mensaje claro: “Les diría que nunca dejen de perseguir sus sueños. […] Las oportunidades existen, y con dedicación, puedes crear un futuro que refleje tus valores y tu visión.”