Como buen estudiante del John Jay College of Criminal Justice, Jeremiah Lambert-Norfleet es capaz de debatir apasionadamente casi cualquier tema. Sin embargo, después de participar en un nuevo programa para mejorar la comunicación en el sistema de CUNY, Jeremiah llegó a la conclusión de que a veces puede ser demasiado apasionado.
“Antes del adiestramiento, mi instinto era decir: ‘Ah, ¿no estás de acuerdo conmigo? Pues te voy a demostrar que estás equivocado con hechos contundentes que no podrás refutar’, pero aprendí a dar un paso atrás y no dejarme llevar por esa emoción”, dijo Jeremiah. “Tener razón puede darte algo de satisfacción, pero no necesariamente resuelve el problema si lo único que estás consiguiendo es que la otra persona se ponga a la defensiva”.
La reflexión de Jeremiah resume la promesa de lo que se puede lograr al promover el diálogo constructivo en una universidad tan grande y diversa como CUNY.
Durante el último año, hemos estado colaborando con el Instituto para el Diálogo Constructivo (CDI) para fortalecer el diálogo, la comprensión mutua y el respeto en nuestros campus.
En un momento en el que el mundo se encuentra cada vez más polarizado y la gente está menos dispuesta a conversar con voces contrarias, este tipo de esfuerzo es fundamental.
“Para aprovechar al máximo la educación, las personas deben ser fieles a sí mismas y poder tener acceso a estas conversaciones”, dijo Dominic Stellini, vicepresidente de asuntos estudiantiles de John Jay College. “Gracias al cambio cultural que esperamos generar, más estudiantes, más profesores y más empleados se sentirán cómodos en nuestros campus”.
La tarea comienza con capacitar a todo el mundo, empezando por nuestros presidentes y decanos. El profesorado y los empleados de toda la universidad están recibiendo adiestramiento para ayudar a los estudiantes a abordar conversaciones difíciles. Los estudiantes están participando en un programa llamado Perspectivas que les enseña estrategias para modular sus respuestas emocionales, reconocer puntos de conexión y comunicarse a pesar de las diferencias. Nuestros profesores están integrando el diálogo en las conversaciones en clase, y las universidades están creando foros dirigidos por estudiantes en los que se pueden discutir temas difíciles abierta y respetuosamente.
El objetivo no es evitar los desacuerdos. Se trata de aprender a interactuar de manera constructiva, escuchar con atención, abordar los conflictos con empatía, y aceptar el debate sano y bien informado como principio fundamental de la educación.
Cuando llegaron al programa Perspectivas, Jeremiah y su amigo y compañero de estudios en John Jay, Joshua Hall, tenían estilos totalmente diferentes. Jeremiah tendía a ser agresivo en los debates, mientras que Joshua evadía el conflicto a toda costa.
“No me gusta tener conversaciones difíciles, hasta el punto de que me disculpo aun cuando no estoy equivocado”, dijo Joshua. “Pero lo que me demostró este programa es que hay que salir de nuestra zona de confort y tener esas conversaciones difíciles para progresar en la vida. Para encontrar la comodidad hay que soportar un poco de incomodidad”.
Vivimos en una época en que la “diferencia” suele implicar conflicto y hablarse sin entenderse parece ser la norma.
No hay soluciones fáciles, pero CUNY está apostando por que los estudiantes adopten las herramientas que les brindamos para escucharse mutuamente, discrepar respetuosamente, y crecer a partir del diálogo de buena fe con quienes no están de acuerdo. Nuestro objetivo es incorporar esta capacidad de conexión a la esencia misma de CUNY para que se convierta en parte de nuestra identidad.
Matos Rodríguez es el canciller de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), el sistema universitario público urbano más grande de Estados Unidos.