Ante el incremento de la actividad de los agentes de ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) buscando arrestar a inmigrantes en Long Island, el vicepresidente de la Asamblea del Estado de Nueva York, Phil Ramos, rechaza y condena esta intensificación de los operativos de ICE que causan miedo en vecindarios y comunidades trabajadoras y afectan con la separación de familias inocentes, muchas de ellas origen hispano.
En los últimos días mediante publicaciones, fotos y videos expuestas en las redes sociales los residentes de Long Island y líderes comunitarios han reportado la presencia amenazadora de ICE merodeando en calles, autopistas, negocios y casas ubicadas en lugares como Brentwood, Wyandanch, Huntington Station, Westbury, Hempstead, Freeport, Copiague, Bay Shore, etc.
En respuesta a esta escalada de actividades antiinmigrantes, el Asambleísta Ramos, quien representa al Distrito 6, emitió la siguiente declaración:
«Este fin de semana, Estados Unidos —y el mundo— presenciaron lo que tanto temíamos: el abuso desenfrenado del poder presidencial desatado contra las comunidades de color. Familias están siendo separadas. Personas están siendo detenidas sin explicaciones, sin órdenes judiciales y, con demasiada frecuencia, sin debido proceso. Lo que queda es un rastro de miedo, desconsuelo e indignación.
Estas redadas han devastado comunidades. Seres queridos han desaparecido en un limbo legal. Los tribunales han rogado a las autoridades federales que detengan varias deportaciones, pero esas súplicas han sido ignoradas. Individuos que antes recibían protección ahora son enviados de regreso a lugares donde sus vidas corren peligro. La dolorosa realidad es esta: ya no podemos confiar en que esta Administración respete la ley, obedezca a los tribunales o valore la dignidad humana.
Esta crisis ha erosionado la confianza pública, no solo en ICE o en el poder ejecutivo, sino en la misma base de nuestra democracia. El poder legislativo permanece en silencio. El poder judicial está siendo desafiado. Pero el pueblo se levanta—no en el caos, sino en resistencia legítima.
En Los Ángeles, y aquí en Long Island, NY, las personas marchan en defensa de sus familias, su dignidad y su derecho a vivir sin miedo. Se alzan contra una marea autoritaria que cobra fuerza cada día. Y cuando agentes enmascarados descienden sobre nuestros vecindarios, secuestrando a nuestros seres queridos y escalando tensiones con fuerza militar, debemos preguntarnos: ¿qué opción le queda al pueblo aparte de resistir?
Las herramientas del autoritarismo están en pleno funcionamiento. Mientras el 1% de la población acumula el 99% de la riqueza del país, contaminan nuestra agua potable, erosionan nuestra democracia y elevan el costo de vida a niveles insoportables. Destrozan nuestro sistema de salud y desmantelan las bases de la vida cotidiana.
Sin embargo, el presidente Trump quiere que creamos que la culpa no recae en los poderosos, sino en las personas que construyen nuestras ciudades, cosechan nuestros alimentos, cortan nuestro césped, lavan nuestros platos y sostienen este país con trabajo honesto y agotador.
Estos no son extraños. Son nuestros vecinos. Son nuestras familias. Son seres humanos.
No podemos dejarnos engañar por estas mentiras crueles y calculadas. Debemos rechazar esta propaganda y decir la verdad con claridad: los inmigrantes no son el problema, son parte de la solución.
La respuesta a este momento no es más violencia. No son más redadas. No son más tropas. No es más miedo.
La respuesta es responsabilidad.
La respuesta es desescalada.
La respuesta es libertad.
El pueblo exige el fin de estas redadas. Exigen justicia. Muchos están dispuestos a arriesgar su propia seguridad para proteger a sus familias, porque para ellos, esto es una cuestión de vida o muerte. Cualquier estadounidense que crea en la democracia debe entenderlo. Debemos apoyar la protesta pacífica y exigir el fin de esta campaña de miedo.
Estamos en un punto de inflexión en la historia de nuestra nación.
Debemos condenar el uso de ICE y la Guardia Nacional como herramientas políticas, desplegadas por un presidente que prospera en el odio, la división y el miedo, y que socava los derechos constitucionales y la dignidad humana para obtener ganancias políticas. Esto no es liderazgo. Esto es crueldad disfrazada de política.
Hago un llamado a todas las personas que aman la libertad—demócratas y republicanos, negros, blancos, latinos, asiáticos—a solidarizarse con nuestras comunidades inmigrantes.
La historia nos ha enseñado una dolorosa lección: primero vinieron por un grupo y permanecimos en silencio. Luego vinieron por los demás y ya no quedó nadie para hablar. No podemos —no debemos— dar la espalda a aquellos que ahora sufren estos ataques fascistas.
Como lo hice cuando me enfrenté a la injusticia dentro del departamento de policía, y como lo he hecho durante más de 20 años como su asambleísta, no retrocederé. No guardaré silencio mientras mi comunidad está bajo ataque. Y exhorto a cada funcionario electo que verdaderamente crea en la democracia a hacer lo mismo. Este no es el momento para la neutralidad. Este es el momento de actuar. Que la historia registre quién estuvo con el pueblo y quién guardó silencio.
Como el primer Vicepresidente Latino de la Asamblea del Estado de Nueva York, y como el orgulloso hijo de padres puertorriqueños, digo esto con absoluta claridad: este momento exige valentía. Exige que escuchemos el clamor de aquellos que sufren y que nos levantemos juntos en el espíritu de resistencia no violenta.
Nueva York es un estado de inmigrantes. La antorcha que la Estatua de la Libertad sostiene en alto es un símbolo de esperanza y libertad, y nunca debemos permitir que se extinga. Esta nación fue construida sobre las espaldas de inmigrantes. Nunca debemos olvidar esa verdad ni abandonar a quienes hoy buscan refugio.
Que Dios nos guíe en estos tiempos de lucha. Pero no debemos retirarnos. No debemos dejar de
marchar.
Como lo hizo César Chávez.
Como lo hizo el Dr. Martin Luther King Jr.
Como lo hicieron aquellos en Stonewall.
Como lo hicieron aquellos que se levantaron tras el asesinato de George Floyd.
Debemos permanecer —pacíficos, valientes y unidos— y exigir el cambio.
En solidaridad,
Asambleísta Phil Ramos
Vicepresidente de la Asamblea
Estado de Nueva York – Distrito 6».
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