Por: Monica R. Martinez, Senadora del 4to Distrito Senatorial
Como educadora y exadministradora escolar responsable de la salud, la seguridad y el bienestar de los niños, puedo atestiguar que no hay mayor temor que el de que sus estudiantes y profesores estén en peligro.
A medida que los tiroteos en las escuelas y las amenazas violentas continúan aumentando en todo el país, los distritos escolares se enfrentan a la pregunta inevitable de cómo reducir, prevenir y responder mejor a las situaciones de emergencia, en particular aquellas que involucran tiradores activos. Habiendo trabajado en el Distrito Escolar de Brentwood durante 14 años, tengo la suerte de no haber experimentado nunca una tragedia de este tipo, pero muchos no pueden decir lo mismo.
Las medidas preventivas han abarcado en gran medida la implementación de cerraduras de puertas, detectores de metales, vigilancia, guardias de seguridad, simulacros de tiradores activos y herramientas de informes anónimos. La inclusión de guardias de seguridad escolar especializados en un ambiente académico y sistemas de respuesta tecnológica actualizados dentro de nuestras comunidades, puede ayudar a fortalecer la respuesta de las escuelas ante situaciones de emergencia.
Los programas de salud mental para estudiantes son vitales para apoyar la salud y el bienestar a largo plazo de nuestra juventud. Es importante enfatizar que cada distrito escolar y región tiene una demografía variable con necesidades estudiantiles únicas; no existe un modelo único para proteger a nuestros estudiantes contra actos de violencia en la escuela.
Los recientes tiroteos y amenazas escolares han expuesto vulnerabilidades y deficiencias en los sistemas de respuesta. En el estado de Nueva York, nuestros servicios de respuesta a emergencias funcionan con tecnología obsoleta.
Existe una tecnología modernizada conocida como Next Generation 911 (NG911) que permite tiempos de respuesta más rápidos, comunicación mejorada, mayor accesibilidad para personas discapacitadas, precisión de ubicación mejorada y coordinación efectiva entre múltiples agencias de respuesta a emergencias. Esto podría marcar la diferencia en situaciones que amenazan la vida donde la comunicación es crítica y los segundos importan. Debemos permanecer abiertos a explorar todas las opciones viables.
Es innegable que el papel de los guardias de seguridad en las escuelas ha cambiado. Es imperativo que los guardias de seguridad de la escuela reciban capacitación específica de la escuela en mediación juvenil y resolución de conflictos, desescalada y la dinámica del comportamiento de los estudiantes. Esto asegurará que estén equipados con las herramientas, habilidades y conocimientos necesarios para servir a nuestros estudiantes de la manera más efectiva.
La salud mental y el bienestar de los estudiantes no deben ser una idea de último momento. Los estudiantes suelen estar en un entorno escolar durante más de 40 horas a la semana. Les estaríamos haciendo un flaco favor si no reconociéramos y actuáramos sobre la necesidad de recursos de apoyo para empoderar y guiar a nuestros jóvenes a través de cualquier desafío mental, social y de comportamiento.
El aprendizaje social y emocional debe incorporarse en los planes de estudios escolares para ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades importantes como el manejo del estrés, la resiliencia y la empatía. Como educadores y líderes comunitarios, debemos construir un ambiente seguro y una cultura de aceptación dentro de nuestras escuelas.
Al final del día, las escuelas son un lugar para el aprendizaje, el crecimiento y el desarrollo. Nuestros estudiantes deben expandir sus mentes en clase y estar entusiasmados con los próximos eventos escolares, no temerosos de los tiroteos escolares o cualquier otro tipo de violencia.
Juntos, debemos crear conciencia e implementar medidas integrales de seguridad escolar para apoyar plenamente a nuestros distritos escolares, estudiantes, padres, personal y comunidades en todo el estado.
