Mayores de 65 años con alto riesgo de complicaciones por la influenza

Mayores de 65 años con alto riesgo de complicaciones por la influenza
Vacunarse contra la influenza cada año es la mejor forma de protegerse y proteger a sus seres queridos. (Foto: CDC)

Las personas de 65 años de edad o más tienen mayor riesgo de presentar complicaciones graves por la influenza en comparación con los adultos jóvenes sanos. Este aumento del riesgo se debe en parte a que las defensas del sistema inmunitario cambian con la edad.

Por ejemplo, en los últimos años, se estima que entre el 70 y el 85 % de las muertes relacionadas con la influenza estacional se produjeron en personas de 65 años de edad o más y que entre el 50 y el 70 % de las hospitalizaciones relacionadas con la influenza estacional ocurrieron entre personas del mismo grupo de edad.

De esta manera, si corre mayor riesgo de presentar complicaciones graves a causa de la influenza, es especialmente importante que se vacune contra este tipo de gripe, que es una infección viral que ataca el sistema respiratorio: la nariz, la garganta y los pulmones.

Al vacunarse, se reduce su riesgo de enfermarse por la influenza y, posiblemente, de ser hospitalizado o morir a causa de la influenza. Vacunarse contra este mal cada año es la mejor forma de protegerse y proteger a sus seres queridos de la influenza.

 

Factores de salud

 

A continuación puede ver una lista de todos los factores de salud y de edad que son conocidos por aumentar el riesgo de complicaciones graves causadas por la influenza en las personas:

– Adultos de 65 años de edad y mayores.
– Niños menores de 2 años1.
– Asma.
– Afecciones neurológicas o del neurodesarrollo.
– Trastornos sanguíneos (como anemia falciforme).
– Enfermedades pulmonares crónicas (como enfermedad pulmonar obstructiva crónica [COPD] y fibrosis quística)
– Trastornos endocrinos (como diabetes mellitus).
– Enfermedades cardiacas (como enfermedad cardiaca congénita, insuficiencia cardiaca congestiva y enfermedad de la arteria coronaria).
– Enfermedades del riñón.
– Enfermedades del hígado.
– Trastornos metabólicos (como trastornos metabólicos congénitos y trastornos mitocondriales).
– Personas que tienen obesidad, con un índice de masa corporal [IMC] de 40 o más.
– Personas menores de 19 años de edad que toman medicamentos a largo plazo que contienen aspirina o salicilato.
– Personas con sistema inmunitario debilitado debido a una enfermedad (como personas con VIH o SIDA o cáncer como la leucemia) o medicamentos (como los que reciben tratamientos radiológicos o de quimioterapia para tratar el cáncer o personas con afecciones crónicas que requieren corticosteroides u otros medicamentos que comprometen el sistema inmunitario).
– Personas que hayan tenido un accidente cerebrovascular.