Más allá de flores y tarjetas, el Día de la Madre encierra una historia de lucha, amor, pérdida y paz. Conocé el origen poco contado de esta fecha que hoy emociona a millones en todo el país.
Este domingo, como cada segundo domingo de mayo, en Nueva York y como millones en todo el país se detienen para rendir homenaje a una figura insustituible: mamá. El Día de la Madre es hoy una de las festividades más populares, marcada por almuerzos familiares, claveles en la solapa, tarjetas de felicitación y homenajes en redes sociales. Pero lo que pocos saben es que detrás de este gesto colectivo de amor hay una historia profunda y conmovedora, que nace del dolor, la devoción y el deseo de unidad.
El origen del Día de la Madre en Estados Unidos se remonta al siglo XIX, un tiempo de heridas abiertas por la Guerra Civil. Ann Jarvis, una activista de Virginia Occidental, soñaba con reunir a las familias divididas por la guerra. En 1868, fundó el «Día de la Amistad de las Madres» con la esperanza de promover la reconciliación. Ella también había organizado Clubes de Trabajo del Día de las Madres para mejorar las condiciones sanitarias en los campamentos de la Unión y la Confederación durante los brotes de enfermedades.
Aunque Ann falleció en 1905, su hija, Anna Jarvis, tomó la posta con una devoción casi obsesiva. Tres años después, el 10 de mayo de 1908, organizó el primer servicio oficial del Día de la Madre en la Iglesia Metodista de St. Andrew’s, en Grafton, Virginia Occidental, donde su madre había enseñado. Aquella jornada, 500 claveles blancos —la flor favorita de Ann— fueron repartidos entre los asistentes. Simultáneamente, más de 15,000 personas se reunieron en la tienda por departamentos Wanamaker’s en Filadelfia para conmemorar la fecha. La semilla estaba plantada.

Anna Jarvis no se detuvo. Con una tenacidad admirable, inició una campaña nacional para establecer el Día de la Madre como una festividad oficial. En 1914, lo logró: el presidente Woodrow Wilson firmó la proclamación que instituía el segundo domingo de mayo como Día de la Madre en todos los Estados Unidos. La intención original era simple y poderosa: dedicar un día al año para honrar en forma íntima y personal a la madre de cada familia. Por eso, Anna insistía en que se escribiera “Mother’s Day” y no “Mothers’ Day”, con el posesivo singular que indica una madre específica, no todas en general.
Sin embargo, el éxito del Día de la Madre trajo consigo una rápida comercialización. Ya en la década de 1920, la venta de tarjetas, flores y regalos comenzaba a opacar el sentido original de la jornada. Anna Jarvis se horrorizó. Aquello que había sido un tributo sagrado a su madre y a todas las madres se transformaba, a sus ojos, en un negocio. Dedicó el resto de su vida a denunciar lo que consideraba una perversión de su idea. Llegó incluso a demandar organizaciones benéficas y a protestar en eventos públicos. Murió sola y empobrecida en 1948, sin hijos y sin reconciliarse con el destino que había tomado la festividad que ella misma creó.
A pesar de las críticas —que aún hoy sobreviven—, el Día de la Madre sigue siendo una de las fechas más sentidas por el pueblo. Se estima que más del 50 % de los hogares envían tarjetas. Se agotan los claveles rosas y blancos, dependiendo de si la madre está viva o ya ha fallecido. Restaurantes, floristerías y tiendas de regalos viven uno de sus días de mayor facturación del año. Pero más allá del marketing, algo más profundo sigue intacto: el deseo colectivo de agradecer y rendir homenaje a quien nos dio la vida.
Hoy, mientras millones de estadounidenses se reúnen con sus madres o las recuerdan con cariño, vale la pena detenerse un momento y mirar hacia atrás. Este no es un día nacido del consumo, sino del amor de una hija por su madre, del deseo de sanar heridas de guerra, y de la firme convicción de que la maternidad merece un lugar en la memoria nacional.
Porque al final del día, más allá de los regalos y las flores, el Día de la Madre es, y siempre será, un acto de amor. por: Nahuel Leto
Nota relacionada: Mamás escalan gratis este «Día de las Madres» en The Adventure Park en Long Island