Broadway se viste de ritmo y corazón latino con la llegada del actor y bailarín español Pepe Muñoz al elenco de Moulin Rouge! The Musical, el aclamado espectáculo ganador del premio Tony. En su esperado debut en la meca del teatro musical, Muñoz interpreta a ‘Santiago’, un personaje explosivo de origen argentino que combina intensidad, sensualidad y vulnerabilidad, y que se ha convertido en uno de los favoritos del público.
El musical, inspirado en la icónica película de Baz Luhrmann, es un torbellino visual y sonoro que mezcla pop, cabaret y drama, ambientado en el vibrante París bohemio del siglo XIX. Dentro de este universo, el personaje de Santiago ofrece una dosis potente de sabor latino, algo que Muñoz entrega con autenticidad, carisma y profundo orgullo.
Para Muñoz, llegar a Broadway no ha sido un camino fácil ni corto. Criado en España, se enamoró del teatro musical desde los 11 años, cuando vio Cats por primera vez en Nueva York. Aquel momento encendió un sueño que lo llevó a explorar múltiples escenarios: desde la danza profesional, la televisión y la moda, hasta convertirse en coreógrafo y colaborador cercano de Céline Dion. Hoy, ese sueño infantil se materializa en uno de los teatros más emblemáticos del mundo.

En una era donde la representación cultural importa más que nunca, Muñoz se une a una ola de artistas hispanos que están redefiniendo el panorama teatral de Nueva York. Obras como Real Women Have Curves y Buena Vista Social Club están ganando espacio, y apellidos como Gutiérrez, Martínez, Muñoz, González y López aparecen cada vez más en los elencos y equipos creativos.
Para Pepe Muñoz, Broadway es más que un logro personal: es una plataforma para abrir caminos e inspirar a nuevas generaciones de artistas latinos. En esta conversación sincera y apasionada, nos habla de los retos superados, los sueños cumplidos y la fuerza de mantenerse fiel a uno mismo sobre uno de los escenarios más exigentes del mundo. ¡No te la pierdas!
Tu carrera abarca danza, televisión y moda. ¿Qué te atrajo específicamente del teatro musical?
Cuando era pequeño, vinimos a Nueva York y vimos Cats en Broadway, ¡y yo quedé enamorado! No entendía cómo la gente podía bailar, cantar y actuar al mismo tiempo, y desde ese momento fue como una obsesión que tuve en mi cabeza: decir «yo tengo que hacer teatro musical». Bailar no era suficiente, y cantar no era suficiente. Me pareció que hacer las tres cosas a la vez era tan mágico… De hecho, mi primer musical fue Cats en Madrid.
Cuéntanos sobre tu trabajo en Moulin Rouge. ¿Qué significa para ti interpretar a un personaje tan apasionado y complejo como Santiago?
Me encanta, pero lo que más me gusta de todo es que no tengo que pensar en ningún momento en poner un acento inglés o americano. No tengo que pretender ser alguien que no soy. Además, yo nunca me había dado cuenta de que los hispanos éramos tan apasionados y tan a tope hasta que me fui a vivir fuera de España. No lo entendía porque estaba rodeado de tanta gente con tanta pasión todo el tiempo… no te das cuenta. Ahora sí me doy cuenta, sobre todo cuando ves a alguien que no es hispano. Tengo mucha suerte de poder hacer de hispano, siendo latino, hispano, mediterráneo, en un escenario en Nueva York… y hablar en español es un lujo.
¿Cómo ha sido tu experiencia adaptándote a Broadway, tanto en lo artístico como en lo personal?
Broadway es maravilloso y divino, pero durísimo. Teniendo ocho shows cada semana, hay que concentrarse mucho y pensar: “esta semana no se puede salir por la noche o beber porque hay que cantar, y la voz tiene que estar lista; la energía tiene que estar allí”. Pero es lo que he querido siempre en la vida, así que muy contento.

Aunque eres español, hablas con orgullo de la identidad hispana como algo colectivo. ¿Qué significa para ti ser parte de esa comunidad en un escenario global?
No es que se me olvide que yo soy español, pero veo a toda la hispanidad como si fuéramos primos. Entonces, el poder representar a todos mis primos —ya sean de Guatemala, El Salvador, caribeños, argentinos— al final, todos hablamos el mismo idioma, con esos acentos maravillosos que tiene todo el mundo. Todos somos uno.
Has mencionado que tu acento es parte de tu historia. ¿Qué consejo le darías a otros artistas que luchan con esa inseguridad?
Les diría que yo también pensaba que era una inseguridad y algo que iba a frenar mi carrera, pero a mis cuarenta, el acento me ha ayudado a llegar a hacer este personaje en un teatro de Broadway… así es la vida.
¿Sientes que Broadway está avanzando en cuanto a diversidad y representación hispana? ¿Qué falta por hacer?
Siempre hay algo por hacer. El trabajo nunca está hecho, y hay que tenerlo en cuenta y seguir trabajando. Pero tú miras, de repente, y está Buena Vista Social Club y Real Women Have Curves, que acaban de abrir, y todo es de hispanos. Y vas a ver shows, y cada vez hay más apellidos que acaban en Z, ¡y eso me encanta! Gutiérrez, Martínez, Muñoz, González, López… y ves todo eso cada vez más y más. Lo que hay que hacer es seguir trabajando y seguir soñando que todo es posible.
Dices que Broadway es “más que un sueño; es una responsabilidad”. ¿Cómo usas esa plataforma para inspirar a otros?
Estar en Broadway es algo que he soñado toda la vida, y me lo tengo que tomar muy en serio porque puede haber alguien ahí afuera, en el patio de butacas, como lo fui yo, al que la vida le va a cambiar. Suena cliché, pero me lo tengo que tomar muy en serio y decir: “Pepe, desde el momento que sales allí, lo tienes que dar todo”.
¿Tienes algún ritual antes de salir al escenario?
No tengo un ritual, nunca lo había pensado… solo tomo mucho café y escucho más música en español para meterme más en el personaje. Me gusta escuchar el idioma.
Por último, ¿qué es lo que más te ha sorprendido de vivir y trabajar en Nueva York?
¡Que todo es carísimo, pero es divino! Nueva York es un imán, y no te puedes ir. Tiene una magia que no se puede explicar.