Nueva York es la ciudad más grande de Estados Unidos y necesita con urgencia el liderazgo de alguien con la experiencia y la capacidad para dirigir una organización compleja.
Así de simple: la ciudad necesita a un líder que haga las cosas, que mejore nuestra calidad de vida y que administre con eficacia un presupuesto de miles de millones de dólares.
En las primarias demócratas hemos visto una avalancha de candidatos que quieren dirigir esta ciudad, pero solo uno tiene el historial comprobado de gestión y logros que Nueva York necesita: el exgobernador Andrew Cuomo.
Durante sus 11 años como gobernador, Cuomo demostró que sabe hacer las cosas: desde la construcción de obras públicas como la Segunda Avenida del Subway y la estación Moynihan Train Hall, hasta la reconstrucción del aeropuerto de LaGuardia, el aumento del salario mínimo y la aprobación de presupuestos puntuales que generaron mejoras reales para los neoyorquinos.
Está especialmente capacitado para trabajar con el Concejo Municipal, los sindicatos y otros actores del gobierno local para anteponer los intereses de la ciudad y ofrecer soluciones reales a los problemas que enfrentamos a diario.
Trabajar con el gobierno federal no será fácil para ningún futuro alcalde. Por eso necesitamos a alguien que asegure un trato justo para los neoyorquinos, que defienda los fondos que nos corresponden y obtenga recursos adicionales para impulsar proyectos cruciales.
Es cierto que el exgobernador renunció y arrastra controversias, pero también ha demostrado que puede guiar al estado en momentos críticos y salir fortalecido. La pregunta no es lo que fue, sino qué es lo mejor para nuestra ciudad hoy y hacia el futuro. Y esa elección es clara.
Cuomo tiene planes concretos y realistas para afrontar los problemas más urgentes de la ciudad: la crisis de vivienda asequible, la seguridad en las calles, la mejora de la calidad de vida y la defensa de los intereses de Nueva York ante el gobierno federal.
Sus rivales en las primarias, incluido un socialista democrático, presentan propuestas que no se sostienen: prometen congelar los alquileres, bajar el precio de los alimentos, transporte gratuito… la luna, las estrellas y el cielo.
Lo que no prometen es cómo pagar por todo eso —más allá de repetir el eslogan de “cobrarles más a los ricos”— ni cómo enfrentar las consecuencias, previstas o no.
No podemos permitirnos que nuestra ciudad sea dirigida por alguien sin experiencia ejecutiva. No se gobierna una ciudad de 8 millones de personas con simpatía y promesas a medias. Se necesita liderazgo y compromiso con todos los neoyorquinos.
Nueva York necesita experiencia, fortaleza y la determinación de hacer las cosas.
En estas primarias demócratas, la elección es clara: Andrew Cuomo es la opción. Márcalo como número uno —y solo a él— en tu boleta.