La elección del nuevo Papa León XIV ha sacudido con fuerza el corazón de la comunidad peruana en Nueva York. No solo porque el pontífice tiene raíces peruanas tras décadas de servicio pastoral en Chiclayo, sino porque su nombramiento plantea preguntas profundas sobre el rol de la Iglesia en un mundo que exige tanto representación como rendición de cuentas.

“Me llenó de orgullo… que un peruano esté representando a la Iglesia católica en el mundo entero”, dijo entre lágrimas Violeta Cabrera, de 65 años, residente de White Plains desde hace más de tres décadas. Su voz se quebró al recordar sus años en Chiclayo, la misma ciudad donde el entonces obispo Robert Prevost —hoy Papa León XIV— forjó su vínculo con el pueblo peruano. “Fue un hombre entregado a la religión, conoció de cerca la miseria del país y la humildad de nuestra gente”, recordó con emoción.
Para Cabrera, este momento no solo es de celebración, sino de oportunidad. “La Iglesia peruana por fin puede visibilizarse más a nivel mundial”, afirmó.

La noticia también resonó entre los jóvenes. Jakeline Farro Mendoza, estudiante peruana de NYU, expresó una mezcla de entusiasmo y cautela. “Su nacionalidad demuestra que se siente identificado con nuestra cultura”, reconoció. Pero no esquiva los temas espinosos: “Las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales deben ser investigadas con responsabilidad y transparencia. Si son ciertas, sí afectarían su legitimidad”.
Farro Mendoza ve en León XIV el potencial de tender puentes entre la Iglesia y América Latina, pero advierte que solo lo logrará si actúa con firmeza y sensibilidad social. “Espero que sepa reconocer los diferentes contextos. Cada uno necesita caminos propios para progresar”.
Pese a la diferencia generacional, Cabrera y Farro coinciden en algo esencial: este es un momento histórico para los peruanos, dentro y fuera del país. Y aunque el orgullo los embarga, también mantienen los ojos abiertos.
“Estamos felices, pero también atentos”, concluyó Farro Mendoza. “Este es un momento histórico para nosotros, y no debe desaprovecharse”.